La guerra de los sexos

Cómo es la gente de exagerada. Una campaña de Dolce & Gabbana está levantando más polémica que el juicio del 11-M, la huelga de hambre de De Juana Chaos y los desfiles de Darek juntos, y es que muchas asociaciones (joder, que sólo salen para armar ruido) se han quejado de que una de las imágenes que usan es sexista, diciendo que atenta contra la dignidad de las mujeres y fomenta la violencia de género y claro, los sociatas han visto esto como una ocasión de reivindicar lo progres que son y se han subido al carro de las protestas. La publicidad sexista es denunciable (toda, que aún no he oído quejas de los típicos anuncios donde sale una mujer dejando a su marido como un inútil en la cocina o el de la Cocacola light), pero también lo es el hacer demagogia barata usando la eterna batalla de los sexos como argumento para asexuar la vida social. Porque vaya, yo en esta foto no veo motivo alguno para la polémica:

• El señor de la camisa violeta claramente pasaba por allí, y su gesto perdido nos indica que o bien iba pensando en sus cosas (la hipoteca, los niños, la amante, etc.) o bien iba escuchando su carísimo iPod (el cual tan sólo lleva en la oreja izquierda).
• El señor del fondo a la izquierda es un mimo, su gesto forzado así lo indica. ¿Cómo? ¿He oído por ahí que no va disfrazado de payaso? Siguiente.
• Para el amable caballero que está sujetando a la dama lo tengo muy claro: es un miembro del SAMUR que está atendiendo a esa bella señorita al haber sido picada por algún mosquito, mosca de la uva o insectoide vario. Eso explicaría los extraños espasmos que ella sufre y le obligan a levantar las caderas. El hecho de que el tipo vaya sin su habitual uniforme fosforito aún no lo tengo claro, probablemente sea debido a que previamente lo usó para dar caza y matar a dicho mosquito.
• El señor que mira al tipo del SAMUR y a la chica atacada por un bicho es un guei como la copa un pino que le está dando un repaso al macizorro doctor. Probablemente cuando éste termine de ayudar a la chica, finja un golpe de calor para que le hagan un boca a boca (o un boca a pene, ya puestos).
• El tipo de la derecha del todo es un obrero de la construcción (con un innegable parecido a José Antonio Reyes) que está en su hora del bocadillo. Es inevitable que mire el espectáculo de la chica con espasmos, joder, lleva muchas horas trabajando al sol y está aburrido.

¿Lo véis? Toda esta alarma social es infundada y claramente demagógica. Es un anuncio tan inocente como los de Mimosín o los de Scottex. Bueno, los de Scottex no, que ésos son unos fascistas.